lunes, 23 de junio de 2014

Cambios de conducta que pueden alertar de la enfermedad de Alzheimer

La detección precoz y la aplicación de remedios terapéuticos y farmacológicos en una fase inicial pueden marcar diferencias fundamentales.


Realizar una detección precoz  es primordial en esta enfermedad para poder aplicar remedios terapéuticos y farmacológicos en una fase inicial y así poder marcar diferencias fundamentales, tanto en la manifestación de la enfermedad como en la velocidad a la que esta se desarrolle.
Es importante observar aquellas conductas y cambios de comportamiento que nos van a alertar de que un familiar o un amigo puede estar enfermo. Y nadie mejor que los más cercanos para saber cuando algo no es normal en la actitud de una persona.

 1. La primera señal nos la da la pérdida de memoria para los hechos recientes: olvidos de citas, de acontecimientos familiares, de un encargo que se les ha hecho, de comentarios importantes. Puede ser un despiste momentáneo, pero si se repiten deberemos estar atentos.

2. Cuando no logran recordar las respuestas a preguntas que han hecho. ¿Cuándo vienes? ¿Qué hora es? ¿Cuándo comemos?... preguntas sencillas cuyas respuestas no quedan registradas en su memoria.

3. Un día nos encontramos unos calcetines en el frigorífico o unas llaves en la basura, objetos dejados en cualquier lugar porque no recuerdan su ubicación correcta. Otra señal significativa de que debemos estar pendientes de cómo van las cosas.

4. Si observamos que su léxico empieza a fallar y no recuerda los nombres de objetos cotidianos -“dame eso” o “dame el, el, el….” en lugar de nombrar lo que quiere que le acerquemos-. En ocasiones esa dificultad para dar con la palabra adecuada puede exteriorizarse en un silencio creciente, la persona deja de hablar para que no quede de manifiesto su dificultad.

5. Cuando pierde la noción del tiempo,- no sabe ni que día ni que hora puede ser-, o se desorienta en espacios conocidos como su propia casa, o el barrio donde ha vivido muchos años.

6. Otra señal de aviso es que tenga dificultad en hacer cosas habituales como conducir o cocinar. Un buen día no recuerda como arrancar el coche o cambiar una marcha, o se queda en blanco ante la lavadora o el microondas. Aquello que ha sido una actividad cotidiana es un buen indicador si empezamos a ver que plantea dificultades.

7. Cuando las cosas que le interesan o con las que disfruta dejan de tener atractivo y va abandonando su práctica: el deporte que le encantaba, la música que antes le emocionaba, las reuniones con buenos amigos, los libros que eran su compañía, su hobby, leer el periódico…¡Atención a estos cambios en la vida diaria!.

8. Si un buen día nos piden que hagamos por ellos cualquier acción sencilla, que siempre han realizado sin problema: gestiones en su banco, llamadas de teléfono, tareas administrativas básicas, manejar su correspondencia… ¡Prestemos atención! La dependencia creciente para tareas fáciles podría ser una señal de que algo no va bien.

9. Cuando los objetos habituales, -de higiene, cubiertos, llaves, tijeras o bolígrafos y tantos otros-, plantean dificultades para saber que es lo que hay que hacer con ellos. De pronto no recuerda como utilizar el cepillo de dientes, o para que sirven las gafas de sol… Una señal clara de que existe un problema.

10. Si quien nos preocupa ha tenido buen carácter y humor, debemos prestar mucha atención a los cambios en estos aspectos. Cuando se enfada sin motivo, -y puede que sea de manera muy notoria-, cuando el mal humor le acompaña con cierta frecuencia, cuando nos responde de manera airada sin un motivo… señales de que algo está ocurriendo y debemos intervenir.

Todos los puntos mencionados pueden ser señales de alerta a las que deberemos prestar atención. Tendemos a pensar que los olvidos son cosas de la edad y pueden serlo, pero también pueden ser indicadores de un mal funcionamiento biológico que se pueda tratar.

Y, una vez más, la intervención rápida en una fase inicial es la mejor protección que podemos ofrecer si el Alzheimer aparece en nuestro círculo familiar.

miércoles, 18 de junio de 2014

Nueva investigación del alzheimer mediante el estudio de las lágrimas





Una lágrima para diagnosticar el alzhéimer, aunque pueda parecer algo poético, la Unidad de Investigación Proyecto Alzhéimer de la Fundación Reina Sofía, gestionada por la Fundación Centro de Investigación en Enfermedades Neurológicas (Fundación Cien) desarrollará en León un proyecto de investigación que pretende localizar en la lágrima un biomarcador, a través de la presencia de la proteína Tau, que permita diagnosticar la enfermedad degenerativa «antes y mejor», como explicó el director del Banco de Tejidos de la Fundación Reina Sofía-Fundación Cien, Alberto Rábano.
Un momento de la presentación del proyecto de investigación, ayer en el Centro Alzhéimer León - RAMIRO
Centro Alzheimer León
La muestra sobre la que trabajarán los investigadores serán un grupo de 99 leoneses, que tendrán tres perfiles: pacientes con deterioro cognitivo ligero, con alzhéimer en estado leve y un grupo de control de sujetos sanos. Rábano apuntó que se había seleccionado el centro de Alzhéimer León por «cuestiones organizativas» y por cómo están estudiados los pacientes. El primer paso de este proyecto de investigación será la selección de la muestra, que llevará tiempo «ante la variabilidad de los sistemas y las capacidades de los enfermos» y después se hará un estudio que alargará el proceso «unos pocos meses».

El director del proyecto de investigación, Alberto Rábano, ha explicado en rueda de prensa en León, que se trata de hallar la proteína TAU, que es ‘muy abundante’ en el sistema nervioso y que está relacionada con el ‘envejecimiento cerebral", y que sirve como un "biomarcador’ de la enfermedad.


La hipótesis con la que trabaja el proyecto parte de la base de que la lágrima está relacionada con el sistema nervioso parasimpático, con la producción y composición de proteínas, entre ellas la proteína Tau, que se ha medido recurrentemente en el fluido de pacientes con alzhéimer, y que en sujetos afectados podría presentarse en niveles medibles y cuantificables, convirtiéndose así en un biomarcador de la enfermedad.


De esta forma se permitiría evitar otros métodos más agresivos para el análisis de esta proteína, como las punciones lumbares para extraer líquido encefaloraquídeo, que presenta ‘riesgos’, aunque es un método común en las investigaciones de los países del norte de Europa.

Según ha explicado Rábano, la investigación parte de la hipótesis de que en las lágrimas se puede realizar el estudio de esa proteína, para compararla entre personas en estados menos avanzados en patologías demenciales con otros en estados intermedios y los que se hallen en una situación más extrema.


Expertos en alzheimer desarrollan “alimentos-medicamentos” que retrasan el avance de la enfermedad

Científicos del Massachusetts Institute of Technology (MIT), en colaboración con Nutricia, han desarrollado “alimentos-medicamentos” que retrasan la muerte de las neuronas, consiguiendo así atrasar el avance del alzheimer.

Así se dio a conocer hoy en el marco de la celebración del XVII encuentro temático ‘Existen nuevos conceptos terapéuticos en la enfermedad de Alzheimer’, que la Fundación Alzheimer España (FAE) está celebrando en Madrid.

“Este compuesto mejora la sinapsis y estabiliza la memoria y el aprendizaje durante un tiempo. Gracias a él, se ralentiza el empeoramiento del enfermo”, explicó la doctora Sagrario Manzano, especialista en Neurología del Hospital Infanta Cristina de Parla (Madrid).

Los “alimentos-medicamentos” se han mostrado eficaces en pacientes de alzheimer en fases leves. Por el contrario, no han dado resultados en quienes tienen la enfermedad en fases avanzadas. Por ese motivo, los expertos médicos consideran necesario seguir avanzando en la investigación.

“Estamos en un momento de desierto en lo que a investigaciones con resultados eficaces se refiere. A pesar de ello, hay que seguir insistiendo, porque la solución del alzheimer pasa por la investigación”, expuso la doctora Manzano.

“Desde 2002 se viene trabajando en el desarrollo de vacunas. Si no se han conseguido resultados, se debe a que la diana terapéutica empleada no ha sido la correcta porque se han empleado con pacientes que ya habían desarrollado la enfermedad. El problema con las vacunas es que se llega tarde. Hay que incidir en el diagnóstico previo”, subrayó el doctor Pedro Gil, jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Clínico de Madrid.

Los biomarcadores, coincide la comunidad científica, constituyen el método más eficaz para conseguir un diagnóstico precoz de la enfermedad. El alzheimer surge en el cerebro de las personas 20 años antes de que aparezcan sus síntomas. Por ese motivo, los expertos consideran que lo más importante es adelantarse a la enfermedad.

“El diagnóstico pasa por analizar el líquido bulboraquídeo y resonancias magnéticas específicas, entre otras medidas. Si todavía no se han puesto en marcha se debe fundamentalmente a su elevado coste económico y a la inexistencia de tratamientos efectivos”, resaltó la doctora Manzano.

La investigación con células madre es considerada como un elemento que dará resultados a “largo plazo” y ante el que se debe ser cauteloso. “La investigación con células madre está en fase clínica. Caso distinto será su aplicación práctica. Hay que ser prudente porque sus resultados se verán a largo plazo”, manifestó el doctor Gil.

A pesar de la “tardanza” en el desarrollo de investigaciones eficaces, los expertos médicos se muestran “optimistas” en que se conseguirán buenos resultados.

“Ahora conocemos que el tabaco, la obesidad y la presión arterial alta favorecen la aparición del alzheimer. Eso ha sido gracias a la investigación de la enfermedad. Por ello, es tan importante que ésta no decaiga”, argumentó el profesor Cecilio Álamo, catedrático de Farmacología de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid).

Las familias de pacientes con alzheimer agradecen que la evolución de los métodos de tratamientos, así como la prescripción de tratamientos novedosos hayan mejorado las perspectivas de su futuro.
“Se ha evolucionado mucho. Antes las familias acudían a este tipo de jornadas devastadas. Ahora, gracias al diagnóstico precoz y a los tratamientos más especializados, se han abierto nuevas perspectivas”, concluyó Micheline Selmès, presidenta de FAE.